Multas, regulación y obsolescencia.

La inteligencia artificial (IA) ha generado una gran expectación en los mercados financieros, pero el sector reconoce que no todo son beneficios. Grandes entidades bancarias como Santander, Goldman Sachs, Citi, Intesa Sanpaolo e ING están incorporando la IA como uno de los riesgos comerciales a los que se enfrentan. Santander, en particular, detalla ampliamente estos riesgos en sus informes enviados recientemente tanto a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) como a la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos. Advierte sobre los posibles gastos adicionales necesarios para cumplir con las regulaciones en constante evolución y los riesgos de incumplimiento normativo que podrían resultar en sanciones.

La rápida evolución de la inteligencia artificial también plantea desafíos regulatorios, ya que nuevas leyes podrían requerir reformulaciones costosas de las aplicaciones existentes. Además, la complejidad inherente a la IA hace imposible prever todos los riesgos legales o regulatorios que podrían surgir. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las entidades financieras están obligadas a incluir una amplia gama de riesgos en sus informes regulatorios, lo que no implica necesariamente una amenaza inminente para el negocio.

En términos de regulación, la Unión Europea ha aprobado un reglamento de IA que establece diferentes categorías de riesgo y requisitos para su uso, especialmente en el sector bancario. Aquellas empresas que incumplan la normativa podrían enfrentar multas significativas. Por otro lado, en Estados Unidos, si bien no existe una regulación tan exhaustiva, se están desarrollando normativas y estándares para el uso de la IA, lo que obliga a las grandes empresas a informar sobre los resultados de las pruebas de seguridad.

Además de las implicaciones legales, las entidades financieras también están conscientes de los riesgos para su negocio y reputación asociados con la IA. La falta de aprovechamiento estratégico de esta tecnología podría resultar en una desventaja competitiva, pero su uso sin controles adecuados podría conducir a riesgos operativos y de cumplimiento. En resumen, si bien la IA ofrece oportunidades significativas, su implementación requiere una gestión cuidadosa de los riesgos en todas las áreas del negocio financiero.

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